O volume principal - aberto em 3 lados sem portas ou janelas - propõe habitar o espaço em um terraço aberto contínuo, mas coberto; um único terraço sombreado.
É uma sucessão linear de espaços que começa com um terraço para a cozinha, usado pela manhã e onde incide uma luz fraca e, à noite ou à noite, para cozinhar ao lado de uma churrasqueira ao ar livre, seguido por uma sala de jantar, uma sala de estar, um terraço e uma piscina que são fluidamente integrados por um único telhado de madeira e argila.
Os telhados dos 4 volumes estão voltados para a água inclinada que acompanha a queda do solo e das copas das árvores, buscando ser discretos dentro do contexto e, ao mesmo tempo, proteger o interior do sol poente. Esse gesto dá uma sensação de privacidade com o exterior, criando um espaço aconchegante com novas alturas no interior.
Cada um desses módulos tem 3 lados abertos e operáveis e um quarto lado fechado por uma parede de pedra que atua como uma restrição para os poucos cortes e alterações que foram feitos no terreno para colocar a casa.
A frente curta de cada volume está voltada para o horizonte da grande baía da reserva, enquanto as faces longas de cada pavilhão mesclam a vista com o contexto, tornando a vegetação existente e as colinas com topografia acidentada a extensão direta da casa. O centro da casa não é a arquitetura, mas os vazios gerados pelo arranjo dos 4 pavilhões que compõem o projeto e que apagam os limites da propriedade.
Tem 4 quartos com 4 banheiros e meio, todos com vista para o mar.
Tanto a arquitetura quanto os interiores foram trabalhados lado a lado desde o início do projeto. Com a intenção de respeitar - como primeiro elemento de interesse visual e interação - o contexto em que a casa está localizada. A paleta de materiais foi concentrada em concreto, madeira tropical, pedra local, cercas, teca certificada, argila, tecidos de palmeira, teares de linho e algodão adaptados para complementar o estofamento, materiais locais que, juntamente com o design de interiores e móveis da APDA - Ana Paula del Alba, permitem que a casa seja vivida de forma descontraída em todos os momentos. Cada peça foi projetada ou selecionada com um sentido muito particular.El volumen principal -abierto en 3 de sus caras sin puertas ni ventanas- propone habitar el espacio en un continuo abierto pero techado; una sola terraza sombreada.
Es una sucesión lineal de espacios que comienzan con una terraza para la cocina, misma que se utiliza en las mañanas y en donde pega una luz tenue y en las tardes o noches para cocinar junto a un asador al aire libre, a esta le siguen un comedor, una sala, una terraza y una alberca que se integran de manera fluida por una sola techumbre de madera y barro.
Las cubiertas de los 4 volúmenes son a un agua con la pendiente que acompaña la caída del terreno y las copas de los árboles, buscando ser discreta dentro del contexto y al mismo tiempo protegiendo el interior del sol del poniente. Este gesto da una sensación de privacidad con el exterior generando un espacio acogedor y de alturas frescas en su interior.
Cada uno de estos módulos cuenta con 3 caras abiertas y operables y con una cuarta cara cerrada por un muro de piedra que funge como contención de los pocos cortes y alteraciones que se le hicieron al terreno para poder emplazar la vivienda.
El frente corto de cada volumen ve hacia el horizonte de la bahía grande de la reserva, mientras que las caras largas de cada pabellón funden la vista con el contexto, haciendo que la vegetación existente y los cerros de topografía accidentada sean la extensión directa de la casa. El centro de la casa no es la arquitectura si no los vacíos generados por el acomodo de los 4 pabellones que componen el proyecto y y que borran los límites de la propiedad.
Cuenta con 4 recamaras con 4 baños y medios todos con vistas al mar.
Tanto la arquitectura como los interiores se trabajaron de la mano desde el inicio del proyecto. Con la intención de respetar -como primer elemento de interés visual y de interacción- el contexto en el que se encuentra la casa. La paleta material se concentró en concreto, madera tropical, piedra del sitio, recintos, teca certificada, barro, tejidos de palma, linos y telares de algodón adaptados para complementar las tapicerías, materiales locales que junto con el diseño interior y de mobiliario del APDA - Ana Paula del Alba permiten que la casa se viva de una manera relajada en todo momento. Cada pieza fue diseñada o seleccionada con un sentido muy particular.
San Francisco, San Pedro Pochutla, Oaxaca